viernes, 7 de diciembre de 2007

ipecacuana


"... ¿se acuerda de aquella primera vez que él me vino a ver a casa, aquella mañana de sábado? Todo sucedió como le conté, pero en determinado momento, estando todavía acostados, pocos segundos después de alcanzar él su culminación, se descompuso. Le vino una náusea muy fuerte y a duras penas evitó el vómito. Creo que no se necesita abrir un solo libro de Piscología para comprender lo que pasó. Un ataque de culpa tan violento como primitivo. Y de rechazo hacia mí. O lo que fuese. Lo importante es que sucedió. Yo no le hice bien, eso es todo, yo le hice mal. Le caí mal, como una bebida barata, o un pescado ya no fresco. Para mí él era una panacea, y yo para él un veneno. ¿No tiene su parte cómica? Quedó muy avergonzado, porque había sido muy evidente el conato de vómito. Hice como que no me había enterado, del componente psíquico, y le ofrecí una sal de frutas. La tomó.

Y el siguiente encuentro fue ya en la isla, y sin sobresaltos. Ahora usted sabe todo. De chica a veces cuando estaba intoxicada, o empachada como se decía, me daban algo para provocar el vómito, se llamaba ipecacuana, y en el frasco se leía "sustancia vomitiva". Ese hombre me redujo al status de la tal ipecacuana, sustancia vomitiva.

Él no quiere volver porque ésta es la casa donde casi le vomitó encima a una mujer desvestida y con cara de enamorada, o mejor dicho, de boba..."


fragmento extraido de "Cae la noche tropical" de Manuel Puig

3 comentarios:

Berenizz dijo...

Lo leo una y otra vez y siempre me deja la misma sensación triste.
Espero no haber sido ipecacuana nunca.

Dalai irma dijo...

sequía bloggera

Mumu dijo...

ey pablo, muy lindo el blog!

re buenas las fotos, pero no seàs taaaan fotògrafo ponè una tuya!!!

besos.mumu